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viernes, 4 de abril de 2025

Educación e ingresos en el país: las brechas que no se cierran

 En Paraguay, las mujeres alcanzan niveles educativos similares o superiores a los hombres, pero siguen percibiendo ingresos menores y enfrentan barreras estructurales.


La relación entre educación e ingresos sigue reflejando profundas desigualdades estructurales en el país. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el ingreso mensual promedio en 2024 fue de G. 3.045.000, pero esta cifra esconde marcadas diferencias por género, nivel educativo y tipo de ocupación.

A pesar de que las mujeres tienen una leve ventaja en promedio de años de estudio (10 años frente a 9,8 de los hombres), sus ingresos siguen siendo un 21% inferiores: G. 2.625.000 frente a G. 3.341.000. Esta brecha persiste incluso en sectores donde se esperaría mayor equidad, revelando que la formación académica por sí sola no garantiza igualdad de oportunidades en el mercado laboral paraguayo.



En el sector asalariado, las mujeres superan levemente a los hombres en promedio de ingresos (G. 3.448.000 vs. G. 3.357.000), lo cual se asocia a su participación creciente en áreas formales como el sector público. Sin embargo, la brecha se amplía drásticamente en el trabajo independiente, donde los hombres ganan un 38% más, reflejando los obstáculos que enfrentan las emprendedoras para competir en igualdad de condiciones.

En términos geográficos, la desigualdad entre lo urbano y lo rural también es pronunciada. En las ciudades, el promedio educativo supera los 10 años, mientras que en zonas rurales apenas llega a 8,2 años. Además, sectores como el trabajo doméstico, ocupado en su mayoría por mujeres, muestran los ingresos más bajos, con un promedio de apenas G. 1.602.000.


Estos datos confirman que, aunque las mujeres acceden cada vez más a la educación, factores como la discriminación laboral, la carga del cuidado no remunerado, y la segregación ocupacional limitan su progreso económico. El mérito académico no se traduce automáticamente en igualdad salarial.

Para cerrar estas brechas, se requiere más que educación: se necesitan políticas activas de equidad de género, transparencia salarial, promoción del emprendedurismo femenino, y una transformación profunda del mercado laboral. Solo así Paraguay podrá aprovechar el potencial de su capital humano y avanzar hacia un desarrollo más justo y sostenible.


Fuente: RDN

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