Sinecio Escobar (61), de profesión artesano, vive en la compañía Itapuamí de Luque. Desde los 8 años se dedica a la fabricación de sombreros de karanda’y, oficio que aprendió de sus padres (+). Con la llegada de la pandemia a nuestro país, el hombre quedó prácticamente sin ingresos económicos por falta de trabajo.
“Antes tenía pedido de muchos sombreros, ahora con suerte, vendo tres sombreros que hacen G. 18.000, solo para comer. A veces hago leña por G. 25.000, o cualquier changa, solo para comer”, expresó, don Sinecio.
El afortunado artesano tiene una sola hija que trabaja en una casa de familia, sin retiro, en Asunción. La misma lo visita los fines de semana y de acuerdo a sus posibilidades comparte con su padres algunos víveres, explicó el hombre.
“Me dieron hasta lo que no soñé”
Días atrás, Osvaldo “Cacho” Almada, contactó con su hija Dahiana Almada, para gestionar en la Municipalidad de Luque, la poda de árboles que ponían en riesgo la antigua y precaria casa de don Sinecio.
Fue entonces, cuando Dahiana dijo a su padre “que la amenaza de las ramas de los árboles sobre la casa era el menor de los problemas”. La mujer explicó que desde ese preciso momento sintió la necesidad de ayudar al artesano.
A través de sus redes sociales, solicitó ayuda a todos sus contactos y también a sus familiares y amigos, quienes no escatimaron en hacer donaciones. Rápidamente un grupo de exdelegados de varias capillas del cual forma parte su padre, se unieron a la causa y comenzaron la construcción de la nueva casa para don Sinecio.
“Recuerdo que mi papá me dijo que faltaban 500 ladrillos, de lo contrario sería imposible continuar. Yo, ya no tenía dinero, y comencé a pedirle a mis tíos y amigos, así logramos juntar todo. Trabajamos los fines de semana, los constructores venían en su día libre a trabajar y don Sinecio ayudaba sin descansar”, indicó la voluntaria.
Momentos muy emotivos vivieron todos cuando varias personas, cuyas identidades prefieren el anonimato, regalaron al humilde artesano varios electrodomésticos nuevos, además de muebles, ropas, zapatos, cubiertos, víveres, artículos de limpieza y de aseo personal.
“Sinecio cocinaba en una lata de dulce de durazno. No tenía cubiertos ni electrodomésticos. Absolutamente nada”, indicó Dahiana.
Por su parte, el beneficiado señaló que le dieron mucho más de lo que pidió alguna vez a Dios”, y hasta lo que ni siquiera en sueños pensó tener.
“Estoy demasiado agradecido con todos. Me dieron demasiado. Solo quiero trabajar en lo que sea. Hago trabajo de jardinería, limpieza, leña, cualquier cosa. Estoy feliz y voy a cuidar por todas las cosas que me regalaron”, manifestó Sinecio entre lágrimas.
El nuevo hogar fue bendecido por un sacerdote el día de la inauguración y luego, todos los protagonistas compartieron un almuerzo.
source https://www.abc.com.py/interior/2020/10/19/voluntarios-construyen-casa-a-artesano-que-vivia-en-precarias-condiciones/
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