El capitán vivió dos meses en una montaña rusa de emociones desde que alzó la Copa América en julio en el Maracaná ante Brasil, cortando una racha albiceleste de 28 años sin títulos y semanas después por su imprevista salida del Barça, luego el fichaje con el París St. Germain y el domingo su debut ante el Reims. Pero los picos anímicos prometen no detenerse.
El jueves ante Venezuela será el reencuentro con su selección liberada de una carga que para Leo pesaba como una tonelada. Había perdido las cuatro finales que disputó: tres Copa América (2007, 2015 y 2016) y el Mundial de Brasil 2014. EFE
Via ABC Color https://www.abc.com.py
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