Un campeón reinventado

Parecía que el retorno de Arce otra vez iba a contar con un presupuesto limitadísimo, como nuestros médicos, como nuestros bomberos.

En medio de la euforia y en momentos en los que todos se distribuyen el olivo del triunfo, es justo decir que como tantos ciudadanos nobles y decentes, el Ciclón es el campeón que se reinventó.

Desde su bajón por quedar fuera de la Copa, los recortes económicos y un andar titubeante en el plano local, el retorno del fútbol mostró a un grupo convencido y adherido a una propuesta futbolística que aplaudimos.

Desde las apuestas marketineras de Ramón Díaz en Libertad, muy celebrada por la prensa argentina, y el arribo de Adebayor, reflejado por el continente, Cerro partía desde bien atrás y casi mirando de reojo el mapa del fútbol local.

Pero la pelota volvió y algo cambió.

Muñoz empezó a atajar todo lo que le tiraban, Espínola se convirtió en un ida y vuelta, Patiño se dio cuenta que puede y debe ser líder.

¡Ah! Apareció un chico apodado “Pulpito”, que juega como un defensor con cinco años en primera.

Emergió el doble seis más intenso del fútbol local, Lucena- Villasanti, con una respuesta física y técnica sensacional.

¿Y adelante? Enzo Giménez demostró que Cerro no le queda grande, el Pachi fue un boy scout, siempre listo y Claudio Aquino fue el desequilibrio permanente.

Adelante, Diego Churín recuperó su puesto, se convirtió en el punta de lanza ideal para este dispositivo y marcó una gran diferencia, con aquellos delanteros que antes lo habían relegado.

Uno de los peores problemas de Cerro en los últimos tiempos fue el vestuario, que se fagocitó una cantidad interminable de entrenadores.

En este campeón reinventado se nota un grupo sano, solidario con el compañero y en el que nadie publica sus inquietudes por Instagram o Twitter, tan dañinos para la estabilidad grupal.

Si hay inquietudes, las mismas se manifiestan adentro del vestuario, solo ahí y en ningún otro lugar.

Ese es un gran mérito de Francisco Arce. Ya que cuando el entrenador es leal a su plantel, el plantel es leal a su técnico. Una regla no escrita, pero vigente en todo grupo humano.

Un campeón reinventado, que puso en fila India y les ganó con creces a aquellos que invirtieron una enormidad para mantener el orgullo del tetracampeonato, o aquellos que con una gran apuesta consideraron que “el recreo había terminado”.

Desde su crisis, Cerro se reinventó y terminó siendo el mejor en el fútbol y la tabla.

Cosas raras que pasan en el fútbol y la vida.

Como alguna vez dijo alguien, “porque nada tenemos, todo lo haremos”.

Cerro Porteño tenía poco y hoy lo hizo todo, ¡Salud, campeón!

@Fedearias77

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