Olimpia saca chapa ante el Junior y va al desquite, aunque con la ventaja mínima, con la impresión de una muestra de ascendente nivel que permite ilusionar a toda la afición franjeada.
Sobre el campo de juego y tras un recibimiento simplemente brillante, de entrada, el Decano tomó la iniciativa e intentó ir por la primera alegría del partido.
En frente, en principio, la visita plantó bien las líneas y a base de posesión de balón enseñó sus armas, presentándose un encuentro cerrado y sumamente atractivo ante un Defensores del Chaco repleto de adrenalina en las gradas.
Idas y vueltas, los porteros, Viera y Aguilar, en un lapso de poco más de media hora, fueron llamados constantemente a entrar en acción. Sin embargo, el foráneo sería el primero en sucumbir ante la implacable precisión de un referente del fútbol paraguayo: Roque Luis Santa Cruz.
La algarabía crecía en las gradas, el reloj marcaba los 36', y Mauricio Cuero, de los más destacados de la jornada, repitió la fórmula que adelantó en su debut ante al Montevideo Wanderers para encarar una vez más con potencia y velocidad el andarivel derecho.
Casi sobre el límite del rectángulo, Cuero ganó el espacio y envió un centro perfecto al corazón del área (situación que se le venía reclamando luego de su presentación en la jornada anterior).
Ahí, en su zona de confort, el interminable Roque se elevó más que todos y la mandó a guardar. "La punta de lanza del equipo", como había dicho el entrenador Daniel Garnero, en una recordada conferencia anterior, abría la cuenta a favor del Decano.
Con la ventaja mínima en la serie, Olimpia fue y volvió de vestidores como absoluto dominador de la cita.
Mendieta, Camacho y Sánchez, por el medio daban señales de que la noche del jueves cerraría el primer capítulo de la serie a favor del Rey. El Willy sería el primero en ser sustituido. En su lugar ingresaría Rosales, quien no desentonó con los requerimientos propios del encuentro.
Sobre los 70', Garnero refrescaría el equipo con Torres por Cuero y 5' después, ovacionado, Santa Cruz cedería su lugar a Óscar Giménez.
El Franjeado perdería intensidad con las variantes, pero optando por salir de contragolpe, Néstor Camacho estrellaría un balón en el palo derecho de Viera (83'), dejando la impresión que un segundo tranquilizador sellaría con creces la gran muestra futbolística del cuadro local.
No obstante, el guardametas Alfredo Aguilar, clave en particulares jugadas contrarias, sobre los 80' y 87', sería el encargado de no dejar lugar a la duda y sentar base lista para encarar el desquite del próximo jueves 8, 23.15, en Barranquilla, de la mejor manera posible, sin recibir goles, para mantener viva la llama de la ilusión.
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